miércoles, 20 de junio de 2012

DISCURSO LÍRICO
























A Margarita Debayle – Rubén Darío.

Margarita está linda la mar, 
y el viento, 
lleva esencia sutil de azahar; 
yo siento 
en el alma una alondra cantar; 
tu acento: 
Margarita, te voy a contar 
un cuento: 

Esto era un rey que tenía 
un palacio de diamantes, 
una tienda hecha de día 
y un rebaño de elefantes, 
un kiosko de malaquita, 
un gran manto de tisú, 
y una gentil princesita, 
tan bonita, 
Margarita, 
tan bonita, como tú. 

Una tarde, la princesa 
vio una estrella aparecer; 
la princesa era traviesa 
y la quiso ir a coger. 

La quería para hacerla 
decorar un prendedor, 
con un verso y una perla 
y una pluma y una flor. 

Las princesas primorosas 
se parecen mucho a ti: 
cortan lirios, cortan rosas, 
cortan astros. Son así. 

Pues se fue la niña bella, 
bajo el cielo y sobre el mar, 
a cortar la blanca estrella 
que la hacía suspirar. 

Y siguió camino arriba, 
por la luna y más allá; 
más lo malo es que ella iba 
sin permiso de papá. 

Cuando estuvo ya de vuelta 
de los parques del Señor, 
se miraba toda envuelta 
en un dulce resplandor. 

Y el rey dijo: «¿Qué te has hecho? 
te he buscado y no te hallé; 
y ¿qué tienes en el pecho 
que encendido se te ve?». 

La princesa no mentía. 
Y así, dijo la verdad: 
«Fui a cortar la estrella mía 
a la azul inmensidad». 

Y el rey clama: «¿No te he dicho 
que el azul no hay que cortar?. 
¡Qué locura!, ¡Qué capricho!... 
El Señor se va a enojar». 

Y ella dice: «No hubo intento; 
yo me fui no sé por qué. 
Por las olas por el viento 
fui a la estrella y la corté». 

Y el papá dice enojado: 
«Un castigo has de tener: 
vuelve al cielo y lo robado 
vas ahora a devolver». 

La princesa se entristece 
por su dulce flor de luz, 
cuando entonces aparece 
sonriendo el Buen Jesús. 

Y así dice: «En mis campiñas 
esa rosa le ofrecí; 
son mis flores de las niñas 
que al soñar piensan en mí». 

Viste el rey pompas brillantes, 
y luego hace desfilar 
cuatrocientos elefantes 
a la orilla de la mar. 

La princesita está bella, 
pues ya tiene el prendedor 
en que lucen, con la estrella, 
verso, perla, pluma y flor. 

* * * 

Margarita, está linda la mar, 
y el viento 
lleva esencia sutil de azahar: 
tu aliento. 

Ya que lejos de mí vas a estar, 
guarda, niña, un gentil pensamiento 
al que un día te quiso contar 
un cuento.



A Margarita Debayle

Poema escrito por Rubén Darío durante su estadía en Nicaragua en los años 1907 y 1908. La musa inspiradora de esta obra fue Margarita Debayle Sacasa de Pallais cuando apenas ella era una niña. Fue hija del dr. Louis Henri Debayle, el médico cabecera del poeta. Pertenecía a una de las familias más importantes y distinguidas de Nicaragua y su abuelo y tío fueron presidentes del país. Es probable que el mar juegue el papel del lugar donde Rubén Darío conoció a Margarita, pues en 1906 fue invitado a la casa de verano de la familia Debayle que se encontraba en la Isla Cardón, un lugar para él paradisíaco.

Canon Literario: En este poema nos encontramos con valores que en aquella época eran aún más importantes e inculcados que en la actualidad.
Margarita era una niña bella tanto por fuera como por dentro, pues su espíritu contaba con una innegable pureza, una belleza luminosa amparada tanto en la naturaleza como en Dios. Aquella, una verdadera princesa de cuentos infantiles, nos demuestra que si actuamos correctamente y nos guiamos siempre por la verdad, podemos llegar a obtener una “recompensa” algo mucho más allá de un prendedor, algo como la luz eterna o la gracias del mismo creador; esto se demuestra en los versos en que el padre de margarita la reprende por haber tomado deliberadamente algo que no le pertenecía y como castigo la envía a llevarlo de vuelta a su lugar sin embargo, al notar esto, el mismo Dios le comunica al padre molesto que fue él quien había ofrecido a la niña tan preciado obsequio.
En las líneas de este poema además se nos muestran variados elementos divinos y otros exóticos, casi mágicos que nos demuestran con marcada claridad la corriente de este texto, pues cada verso, cada palabra, logra empaparnos y sumergirnos en el modernismo literario.

Sistema Literario: El pensamiento religioso, el temor y la obediencia son ideas fundamentales en el poema de Rubén Darío. Podemos apreciar la influencia de la teología judeocristiana en los siguientes versos:

La princesa se entristece 
por su dulce flor de luz, 
cuando entonces aparece
sonriendo el Buen Jesús. 
Y así dice: «En mis campiñas 
esa rosa le ofrecí; 
son mis flores de las niñas 
que al soñar piensan en mí».

La presencia de Jesús a lo largo de todo el poema es fundamental para el desarrollo de la obra. Sino es porque Cristo le dice al rey que le permita a Margarita poseer la estrella, él (temeroso de Dios) habría hecho devolver la flor de luz al cielo. Esto es interesante, pues a pesar de que el padre de Margarita, en la realidad era un médico, Darío lo presentan como un hombre de fe, ajeno a la ciencia y sus teorías que refutan la existencia de un ser superior. También se contrapone a obras anteriores a esta, pues en ellas es notoria la presencia de un pensamiento liberal y hostil hacia la Iglesia Católica ¿Será quizás más que un poema infantil, un reproche a la cristiandad? El hombre obediente y temeroso de Dios es el prototipo de persona inculcada desde la conquista de América por los europeos que aquí llegaban. Sin embargo, Darío nos transmite de modo implícito la idea de cuestionar la fe a través de un cuento para niño, como lo define Gabriela Mistral. La inocencia quizás no es inocencia pura. El temor a Dios nos hace, hasta, ser capaces de robarle el brillo a la azul inmensidad.


Video: http://www.youtube.com/watch?v=5zNV4u0dZo8



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